sábado, septiembre 18, 2004

La cultura de Internet

teclado

Llevo dos años trabajando con un grupo de gente en los problemas de las personas sin hogar. Realizamos visitas a los rincones y calles donde duermen para, con la excusa de ofrecerles café, hacerles compañía y servir de puente con otros recursos sociales. Esas visitas se realizan en rutas. Quiero decir que los voluntarios nos dividimos, lo cual da lugar a una gran necesidad de comunicación.

Una de mis compañeras creó un grupo en Hotmail y, desde que me enteré, estoy tratando de promocionarlo y usarlo para que nos comuniquemos entre nosotros. En él podemos contar qué necesidades hemos detectado en las rutas, los problemas, las ausencias, buenas noticias, etc.

Yo le veo gran potencialidad a esta herramienta, pero el problema es que los demás voluntarios no la usan de forma sistemática. Creo que se debe a una mezcla de pereza, falta de hábito y a que ellos no perciben las nuevas tecnologías como yo, que estoy tan familiarizada con ellas.

Según Victor Martí, el uso de las NNTT se ve muy condicionado por las actitudes que tienen las personas hacia ellas. A veces “se cree que el día a día de un movimiento social no tiene nada que ver con estos temas [de comunicación]. Incluso se puede llegar a percibir como un acto de frivolidad y de compromiso light el hecho de que en los movimientos sociales se gasten energías en trabajar la comunicación”. En otras ocasiones, los “colectivos sociales se rigen por modelos organizativos que dificultan la participación de sus miembros y la creación de redes con otros grupos”.

Una organización campesina mexicana es citada en este mismo libro titulado “La Red es de todos”. La citan Oswaldo León, Sally Burch y Eduardo Tamayo: “La principal dificultad que hemos tenido es que no hemos creado la cultura suficiente para hacer nuestra la idea de Internet. Tenemos las condiciones; ni siquiera es un problema económico. No son inalcanzables los recursos para la instalación, pero lo más difícil es que como cultura no hemos podido inculcarlo”.

Probablemente esa carencia de una mentalidad-red es el que predomina en muchas organizaciones como la nuestra. Esa mentalidad engloba modelos de organización participativos y una actitud crítica y a la vez constructiva hacia las NNTT.

Dos preguntas: ¿cómo podemos difundir esa mentalidad? Y, en mi caso en concreto, ¿cómo puedo hacer que mis compañeros voluntarios se interesen por la herramienta que hemos creado al menos hasta que comprobemos si nos puede ser realmente útil?

[Olga Berrios]